¿Te conozco?

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La familia entera había llegado y como buena chica yo me había escapado por mi bien. Digo, no es que me caigan mal ni mucho menos, pero no quiero estar presente cuando mi padre se entere que paré a un licántropo exponiéndome. Y mi madre... ¡y el abuelo! No, mejor corrí y, ¿qué mejor lugar como el vestíbulo para no encontrar a aquellos que no quieres encontrarte? Conociéndolos bien es el lugar con menos probabilidades de encontrarlos.

Por si acaso llevaba mi diario, aquél en el que escribo de todo, no fuera que Filomena lo leyera por vengazan, como muy probablemente lo hiciera. El cuaderno era pequeño, sin candado ni nada y fácilmente podía pasar como un cuaderno normal si no estuviera tan... como decirlo, manoceado, cuidado y protegido por mi cuerpo. No quiero que nadie agarre mi diario ni mucho menos o se las verá con la furia Amara Isabel Antoinette Achard... y dudo que quieran ver eso.

Me senté en una de las sillas y ahi me puse a escribir tranquilamente la hazaña del día, el escape. Tan concentrada estaba que dudaba mucho escuchar que alguien llegara, pero eso no me preocupaba. Hum, en un rato tendría que ir a visitar a Caleb... y a Andrés a la enfermería. ¡Joder, capaz que la familia andaba visitando a la enfermera!

Escribí con furia todo lo que me carcomía.

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La mañana no había estado del todo movida... toda la academia estaba llena de ese no-muy agradable ambiente familiar, que a pesar de estar más que tenso, no dejaba de incomodarme. Después de perderme un rato por los pasillos, llegué al vestíbulo que curiosamente no estaba atestado de gente melodramática y angustiada como me lo imaginé. De hecho, non había nadie a quien conociera, por lo que se me ocurrió hacer un poco de vida social por ahí.

Me acerqué por la espalda a una chica que parecía bastante concetrada escribiendo algo.. que obviamente no era ningún trabajo, por lo que me acerqué un poco más y me agaché hasta la altura de su hombro. -Huuuy es muy temprano y ya has hecho muchas cosas, niña- le comenté después de haber hechado una ojeada rápida a la hoja sobre la que escribía y escribía y.. escribía. La rodeé y me ubiqué en una de las sillas contiguas. -Hola, soy Clare, de Kabu.. tú eres..

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Me volví hacia la recién llegada con un salto por el susto. ¿Cómo se había movido sin que yo la sintiera? No importaba, no la conocía pero aún así le sonreí.

-Hola Claire, soy Amara, de Sturu -comenté, cerrando el diario de repente y poniéndolo sobre mi regazo, nerviosa. Espero y no haya visto lo que escribía, bastante vergonzoso sería eso-. Pareces algo aturdida. ¿Algo interesante? -ya decía babosada y media, esperaba y no pensara mal de mi pero me había cachado en curva... y eso no era exactamente algo bueno.

-¿Qué tal la academia? -inquiri en tono mas tranquilo, si a eso se le puede decir tranquilo.

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Me crucé de piernas mientras sonreía -Que raro, no había tenido una mañana más tranquila en mucho tiempo- contesté inclinándome un poco hacia el frente mientras le sonreía.
-Lamento no tener nada interesanre que contarte, linda.. por algo estoy aquí- continué, mientras ensortijaba un mechón d emi pelo con los dedos.
-La academia.. bueno, sinceramente rpeferíría estar en otro sitio pero... ni modo- comenté sin dejar de fijarme en que Missie Sturu no le quitaba las manos de encima al cuaderno que lelvaba.
-Qué estás haciendo con eso.... tienes algún trabajo?- pregunté, ésta vez prestándole más atención a lo que ella tenía en su regazo

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Me estremecí ante la mirada de Claire y apreté aun más mi diario contra mí.

-No, estoy de descanzo, es sólo que tengo que escribirle una carta a una amiga de mi colegio anterior -tartamudeé, sonrojada-. Bueno, regreso en un rato... necesito ir a ver a la familia

Claire me ponía los nervios de punta, esperaba que no notara nada raro en la libretita de diario que tenía... no lo soportaría. Decidí no saber qué sabía ella y alejarme lo más rápido posible.

-Nos vemos luego -me despedí.

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Me puse de pié tan pronto como ví que ella lo hizo... sabía que estaba nerviosa y probablemente era porque me quería esconder algo... sinceramente no la juzgaba por eso.. ella ni siquiera sabía quién era yo, pero saber que podía llegar a incomodarla, me causaba cierto... descanso (?).
-A donde vas tan deprisa?, no creo que tengas mucho por hacer, linda- dije mientras le rodeaba los hombros con un brazo. -Además de veras quiero saber que tanto se le puede escribir a una amiga, desde una academia- añadí quitándole de un manotazo la libretita y otros papelitos que lelvaba en la mano y corrí para estar fuera de su alcance, mientras reaccionaba.

-A ver... empecemos- dije abriendo la agendita en una página al azar. -Ahmmm que mi padre se entere que paré a un licántropo... oye! esto es muy interesante, Ammy!

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Antes de saber qué demonios ocurría Clarie me quitó mi diario y se posicionó lejos de mi alcance. ¿Pero qué demonios...?

Roja de furia intenté acercarme a ese pequeño demonio tanto física como mentalmente.

-Dame mi diario -pedí lo más tranquilamente que pude sin dejar de acercarme-. No quiero quitártelo Claire, pero lo haré de ser necesario -estaba temblando de rabia y de sorpresa. ¿Cómo podía ser tan confiada como para confiar en una desconocida? Pero claro, esa era yo.

Entrecerré los ojos... y saqué mi varita.

-Te voy a dar tres y si no me la entregas... -dejé que las palabras flotasen en el aire. No quería utilizar la fuerza bruta, pero bien podría ser capaz de ello con tal de proteger mis secretos.

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la ví acercarse hacia mi.. no era una persona precisamente intimidante... pero de sus ojos chispeaba ira... lo que provocó en mí una sonrisa involuntaria.

-Hay Ammy, no puede ser tan grave como para que me tengas que apuntar con una varita para evitar que lo lea.... o quizás si.. será que entre éstas hojas encuentro a alguien que me daría un buen precio por ésto?- comenté mientras daba unos pasos hacia atrás y sacaba mi varita del bolsillo.

-A ver si me acuerdo cómo era... expelliarmus- dije en voz baja. Un seguno después su varita se disparó de su mano -Así está mejor, no crees?, ahora si me permites voy a ver que más encuentro aquí- dije guardando de nuevo mi varita y dándole la espalda para revistar el diario. Sinceramente era muy poco lo que me interesaba la vida de mi pequeña nueva amiguita, pero nada´era más entretenido que aplicar el arte de irritar a desconocidos

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Me lancé contra mi varita y aproveché que Claire estaba tranquilamente dándome la espalda. Cuando al fin recuperé mi herramienta mágica la sostuve fijamente, mientras apuntaba a la descarada muchacha... pero no, sería mucho mejor no dejar pruebas de aquello que había ocurrido. Podrían reprenderme por haber lastimado a Claire de Kabu y francamente no queria que fuera Kosroes quien lo hiciera... ni Sun, que me caía súper, ni la direc que me intimidaba y menos Margareth, quien no tendría compasión de mi.

No, mejor arrancar el problema de raíz. Decidí atacar más discretamente. Al diario.

-Incendio -la cara que puso no tenía precio-. ¿Y a quién se lo dirás? Dudo que alguien pueda leer la mente y puede llegar a creerte, Luciana -pronuncié su verdadero nombre después de vislumbrarlo en su mente-. Nadie se mete con Amara Aimery y sale impune -advertí con veneno en mi voz mientras veía cómo se consumía el diario y con él mis secretos. Al menos ahora serían completamente míos.

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Estaba caminando por el vestibulo buscando a mi madre, me habian dicho que estaba en mi escuela pero por suerte para mi aun no me la topaba, menos mal, pense. Nyssa serpenteaba a mis pies siguiendome, dando vueltas alrededor de mi, algunos alumnos se me quedaban viendo o mejor dicho a mi serpiente pero eso no me importaba, yo seguia en lo mio, a lo lejos vi a Lu con una chica Sturu, una chica rara para ser mas especificos, camine hacia ellos y alcance a escuchar lo ultimo que dijo la mantarraya, me pare junto a Luciana con Nyssa mirandola.

-No te metas con los tiburones- dije con voz venenosa

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-No me meto con nadie sin que ese alguien se meta conmigo primero -miré a la recién llegada con acritud. De haber estado de buenas me habría disculpado y habría salido como alma que lleva el diablo, pero no me apetecía huir de los problemas. No ahora.

-Por cierto, querida, esto era entre tu amiga y yo -recriminé con voz más sueave y moderada, más... intimidante-. No creo que un poderoso tiburon necesite ayuda para conbatir a una mantarraya, pero en caso contrario eso es muy revelador -moví mi varita hacia los restos carbonizados de mi ex-diario-. Aguamenti -murmuré, dejando que fuese el agua quien se llevase mis recuerdos y no el viento. Daba lo mismo quién demonios se los llevaba, nadie leería nunca jamás esos secretos-. Con permiso chicas -dije y me di la media vuelta con descaro, alejándome del vestíbulo con muy poco, pero todavía, autocontrol.

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´Me había quedado plantada allí con cenizas entre mis dedos, mientras estudiaba la situación. Missie rayita tenía estilo y no iba a negarlo, pero aún no había terminado con ella. Cuando llegó Cass y la escuché, me quedé mirándola un rato, no podía enojarme con ella, sus intenciones eran buenas, como siempre... pero igual no teníq por qué estar ahí.
-Gracias hermanita- dije, acercándome a ella para darle ub eso en la mejilla -Pero no era del todo necesario.

Luego, me dí la vuelta y me dirigí a Amara - wow hace muchísimo tiempo no escuchaba de ése hechizo... será que aún me sale bien?- después de éso dirigí mi varita hacia su nuca, y casi inmediatamente después de un muy bien ppronunciado aguamenti un chorro de agua salió disparaado en su dirección.

-Perdón linda! espero que no tengas algo importante que hacer hoy- dije conun muy bien actuado tono de preocupación, mientras me limpiaba la cenizza que aún quedaba en las yemas de mis dedos.

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Estaba empapada, no podía negarlo. Pero, a pesar de todo, tenía una radiante sonrisa de desprecio que facilmente podría pasar por de alegría.

-No te preocupes Lu, cariño -comenté mientras me escurría el cabello y me volvía a mirarlas-, nada mejor que un poco de agua para refrescar la situación, ¿no lo crees? Aunque supongo que no debería... sentirme así -borré la sonrisa de mi rostro-. Levi corpus -señalé a Luciana y, antes que pudieran reaccionar, la chica estaba boca abajo-. Accio varitas -añadí hacia ambas y, cuando sus varitas estuvieron en mis manos me di la media vuelta y salí disparada.

Con magia no era muy buena, pero en lucha a lo muggle era perfecta. Y si ellas querían sus varitas de regreso... deberían venir por ellas.

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-Bienvenida a tu pesadilla, rayita!- Fué lo único que alcancé a decir, antes de precipitarme al suelo. Me preocupé más por las risas de los que estaban mirando lo que ocurria, que por el golpazo que me había dado, hasta que comencé a sentir un dolor punzante en el brazo sobre el que había caído. Lágrimas empezaron a rodar por mi rostro, pero no sabía si eran de rabia, de humillación o del dolor que me estaba haciendo ver estrellitas.

-Cass... me tienes que ayudar a haceer algo- le dije a mi amiga en voz baja mientras me secaba la cara con la otra mano.

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En mi diaria rutina por el vestíbulo observando a los retoños florecer vi un cúmulo de personas alrededor de un lugar...ya empezamos -a un lado jóvenes, apártense por favor. El panorama que me encontré era de no creer, ayude a la señorita Ángel a levantarse y me acerque donde la oven Amara, le extendí la mano dando a entender que me pasara las varitas -¿me puede explicar que ocurre acá señorita Aimery?- le pregunte con el ceño fruncido a Amara exigiendo una rápida respuesta.

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Vaya, cuando algo me ocurre nadie está para que lo aprecién. Pero no, haz algo Amy y ya te cargó el payaso. Suspiré y le di las dos varitas a Sun... bueno, al menos era Sun y no otro profesor... ¡y menos la direc!

-Me retó -dije con voz pasiva-, y yo me defendí. Queda claro que Luciana debería aprender a no tomar el pie cuando le das la mano... y menos con desconocidos -¿qué debía decirle? ¿Qué yo no era así? Vaya, si ya me habían encontrado con el lobo una vez.

-Supongo que me van a castigar por defenderme, ¿no es así? -alcé el rostro, enfadada pero acatadora-. Como sea, no le pediré disculpas a Claire de Kabu -enfatizé la descripción que Luciana me había dado antes-, por haberle puesto de cabeza y mucho menos haberle quitado la varita. Pero sí me disculparé con la otra señorita -añadí. La metiche, por muy metiche, sólo me había amenazado, pero nada más... si lo pienso bien la amenaza si valía... pero bueno, me disculparía, no podía pasar el resto de mi vida huraña.

-Por cierto, yo también estoy mojada -añadí, abriendo los brazos para que viera que no mentía-, y ha sido Luciana quien lo ha hecho.

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Aquí vamos de nuevo... es como si esta generación no entendiera el simple lenguaje que se usa -Señorita Aimery, primero, le ruego me entregue TODAS las varitas, segundo, no quiero que se ponga a repartir culpas, conozco a las otras dos involucradas más que usted, escuche lo que digo, no oiga lo que quiera oír, pues quién da apurado debe dar dos veces- le dije mientras miraba a las otras dos chicas que se habían acercado, luego indique a los demás alumnos -Ustedes por favor sigan con lo suyo- luego me volteé nuevamente hacia las chicas -Y tercero, le pedí un relato de lo ocurrido, no he dicho quién será castigado ni mucho menos, ni siquiera se que a ocurrido, si se calman y suplen mi ignorancia sería lo más saludable ¿no?- dije mientras cruzaba las manos tras mi espalda.

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Refunfuñando le di mi varita. ¿Qué debía decirle? ¡Maldita bruja y profesor metiche!

-Me disponía a alejarme tranquilamente cuando Luciana -ni siquiera me volví a mirarla-, me arrebató mi libreta personal. Le pedí de la manera más... razonable que me la entregase, pero como no lo hizo le prendí fuego a la libreta. La señorita de acá -señalé a la rubia con un movimiento de la cabeza-, quizo defender a su amiga... y para evitar cualquier cosa esparcí las cenizas de la libreta. Después Luciana me empapó con un hechizo y yo la colgué boca abajo, arrebatándoles a ambas sus varitas -vaya, me habían parecido más cosas para el corto relato-. Eso fue todo -añadí con el ceño fruncido.

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Con la mano derecha, puesta sobre el antebrazo contrario, me quedé mirando a Amara, aunque no por mucho tiempo... su look húmedo no dejaba de causarme gracia, por lo que bajé la vista e intenté reprimir una risita, mientras ella relataba lo que había pasado. -Bueno.. si me permite decirlo, lo que Ammy dijo es técnicamente cierto... supongo que no es del todo la mejor de las tácticas para conseguir amigas... no tenía idea del contenido de su libreta, quería.. jugar, nada fuera de lo común, creo yo- comenté con una voz serena y despreocupada, mientras sentía todavía las miradas de algunos sobre nosotros

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Fulminé a Luciana con la mirada, ojalá y se prendiera fuego. Bien podía darle un comentario mordaz y estaba lo suficientemente enfadada para hacerlo, pero decidí contenerme. Si le replicaba el profesor pensaría que había algo más detrás del asunto, quizá una venganza o algo parecido. No, mejor comportarse de manera civilizada hasta que la ocasión lo ameritace.

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Me quede callada mirando como se desarrollaba lo sucedido... la llegada de el anciano no mejoraba la situacion pero ya habia estado medita en problemas anteriormente con el, lo mire esperando oir sus estupidas palabras "sabias" de vegestorio aquel, me coloque junto a Lu... sabia de antemano que Sun apoyaria a la rarita... el odiaba a los tiburones ya lo habia demostrado anteriormente.

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-Bueno, ante tal concordancia con la versión de la señorita Aimery- dije pausadamente, asumiendo el silencio de la joven Silver como una aceptación, no era de las que se quedaran calladas así no más ante algo en desacuerdo -guardaré estas varitas por una semana, me las podrán pedir solamente para sus clases, no queremos hechizos volando así no más por ahí ¿no?- dije mientras guardaba las tres varitas entre mi ropa.

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-¿Qué demonios? -casi le grité, indignada-. ¿Soy yo la agraviada y aún así me quita la varita? ¡No hay derecho! -me giré en redondo, no fuera que intentara algo de lo cual me arrepintiera más tarde. Ahora sí era seguro que mi madre me mataba... a lo mejor Margareth me ayudaba, algo que dudaba pero bueno.

-Vale, una semana -intenté aceptar, apretando fuertemente los puños-. Pudo ser peor -gruñí, alejándome del lugar sin mirar atrás-.

Pude oler el aroma de la ropa quemada detrás de mi e imaginé que era Sun quien se quemaba. Tanto mejor, no podría culparme por la magia liberada debido a mi enfado.

Suspiré, ya me había acostumbrado a mi varita mágica... y acababa de descubrir que odiaba a Sun Yand a pesar de ser el jefe de mi tribu. Pensándolo bien, los Sturu somos rencorosos.

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(perdon por demorarme tanto u.u, acá dejo mi gran final)

-Si me permite decirlo, profesor, creo que se trata de un correctivo bastante acertado, aunque también un poco injusto- Le dije a Sun mientras le detallaba los zapatos. -Muchas gracias por su intervencion, me alegra que la situación no pasara a mayores- continué.
Luego, mientras veía como se alejaba Amara decidida, me encaminé hacia ella y la abracé por la espalda. -Hayy Ammy ojalá que tengas un lindo dia- dije soltándola -Solo.. sonrie un poco linda, me lo agradecerás cuando estés vueja y no taaan arrugada como nuestro querido profesor, lamento no poderte ayudar con más, pero es poco el arreglo que tienes. Dije sonriéndole.

Funalmente me volví para regresar junto a Cass, le pediría que me acompañase a la enfermería