Noche Mágica... [Pablo]

Magnífico y esplendoroso, eran las palabras correctas para describir aquel lugar en esta noche, una noche como pocas antes en Greenwitch, maravillosa la decoración que hacía que cualquiera que estuviera presente viajara siglos atrás en cuestión de segundos.

Momentos antes me preguntaba si la idea de asistir a ese baile era buena; las fiestas no eran entre las distracciones que existen, mi pasatiempo favorito, pero a nadie le venía mal un poco de diversión algún día.
Contemplé embelesado el tumulto de estudiantes que al igual que yo estaban espectantes, y no me asombraba su sorpresa o admiración, si no que todos parecíamos realmente habitntes del siglo 18th. Escuchaba al vampiro hablar sobre temas poco importantes, como parejas, baile, un hechizo... no lo prestaba toda mi atención en él.
De pronto, hubo un revuelo y en cuestión de segundos alguien apaereció a mi lado; distraído la observé, no había conjeturado la posibilidad de una pareja de baile. Miré a la chica atravez de mi máscara y supe inmediatamente de quien se trataba, sus cabellos rojos como el fuego me eran inconfundibles al igual que su perfume; incrédulo sobre mi suerte seguí admirando la belleza que aquella chica escondía, pero seguía siendo ella: Noire VonKaterrik. No estaba seguro si me había reconocido, esperaba que no fuera así, quería mantener la fantasía un poco mas. Esbocé una sonrisa torcída y me incliné en una reverencia tomando su mano con delicadeza, posé mis labios unos segundos para erguirme despues. Sin preguntar la llevé a la pista de baile...

Se movía con la gracia de una bailarina experimentada, con la delicadeza de una princesa consumada. Ella era la aristócrata sangre limpia y yo el instructor sangre sucia, que diferencia tan marcada parecía invisible ahora entre ambos, fue como si los encantamientos que rodeaban el castillo tambien rodearan a las personas que lo habitaban, casi reí al imaginar que el encanto terminaría a la media noche, como los cuentos de hadas que le gustaban a mi hermanita. Había leído demasiado.
Me dejé llevar junto con ella entre los sonidos de la música instrumental, coordinados como si fueramos una sola alma que piensa en lo mismo. Clavé mis ojos en los suyos perdiéndome en la profundidad del encanto de sus aguas, aguas que ella sabía dominar. Le sonreí nuevamente y me di cuenta que en incógnito era mas facil tratarla, pero no podía permanecer así para siempre... tal vez toda la noche, pero no era lo ideal. Desvié la mirada, rompiendo la conexión perfecta de nuestros ojos, la solté y solo dejé que nuestros dedos estuvieran unidos para girarla sobre si misma, la volví a tomar por la cintura y una sensación extraña recorrió todo mi cuerpo, algo extraño me pasada y tenía que ver con Noire VonKaterrik, pero no sabía que era.
¿Odio?¿Desprecio?¿Diplomacia?¿Amistad?¿Necesidad de protegerla?¿A...?
Deprecié aquel último pensamiento que no dejé que terminara de formularse.
Me acerqué un paso y en otra voltereta conjunta puse mis labios a la altura de su oido.
-Baila excelentemente bien, señorita Von Katerrik-susurré suavenmte imitando una voz misteriosa diferente a lo enérgica y firme que era la mía cuando me dirigía a ella la mayor parte del tiempo; o dejando atrás aquella seriedad que me caracterizaba.

-Me alegro por usted-dije utilizando ese mismo tono de voz.
Con el moviemiento de mis brazos la alejé hacia un extremo y la volví a atraer de nuevo con una fuerza delicada, la tomé por la cintura.
-Yo también disfruto de la velada y su presencia la hace mas agradable aún.
Le lancé una fugaz sonrisa, estaba disfrutando de este momento, mas de lo que lo habría disfrutado con otra persona -algo dentro de mi me lo decía- Entre el misterio y la belleza de la velada Noire era una princesa de cuento de hadas, había surgido de ella algo diferente que la hacía aceptable, diferente. Por primera vez pensé en la magia no como una ciencia si no como una ilusión fantástica.
Mi corazón latía muy rápido a causa de la conmoción combinada con una alegría indescriptible. Volví a separarla de mí y después cuando la atraje de nuevo, el revuelo fue tan intenso que quedamos a una distancia peligrosa, solo unos cuantos centímetros me separaban de la chica.
Miraba mis ojos con intensidad, como si buscara dentro de ellos algo con demasiado anhelo; mi mirada se perdió en la suya por completo y me hizo olvidar la música, los invitados, el pasado y todo lo que fuera ajeno a nuestro pequeño ciculo imaginario. Solo sentía el moviemiento lento de nuestros pies y había colocado los brazos de ella en torno a mi cuello y los mios sobre su cintura; mi respiración se volvió acompasada para saborear con lentitud su perfume y degustarlo como una droga.
Me acerqué un poco mas pero me detuve a tiempo.
-¿Te gustaría saber quien soy?
No me había propuesto formular esa pregunta, pero probablemente en el fondo quería que ella supiera que era yo, y así me rechazara para que la situación no fuera mas lejos de lo que debería ser.
"Ella no es para ti" La frase se prolongó con crueldad en mi cabeza y mi alma supo que para ese entonces me había enamorado de la doncella imperturbable; que el corazón frío de la bestia se había doblegado por los sentimientos de bella.

Mi corazón comenzó a titubear de forma extraña, cama si diera pequeños brincos intercalados, me perdí todavía más en su mirada, ya perdiendo absolutamente a noción de todo, tanto así que por poco no escucho sus palabras al ser mencionadas... ¿si quería saber quien era?... por un momento me atenazo el terror, había llegado el fin de mi pequeña historia de magia, y su existencia había sido demasiado efímera para dejarme satisfecha... Pero no podía prolongarlo más... era verdad, suspiré... y luego lo miré de nuevo... No, no debía ser desconfiada, todo iría bien, me repetí a mi misma más como un arrullo que otra cosa. Levanté una mano vacilante en su dirección, y acaricié cuidadosamente, apenas rozando con la yema de los dedos, su calido rostro... Le sonreí tiernamente aunque no completamente carente de timidez.
-Pues claro que me gustaría, mi misterioso príncipe...- dije en voz baja, teniendo a la vez la extraña noción de que si no me encontrara tan embobada con a magia del ambiente decir este tipo de cosas, y mas a alguien de quien desconocía su identidad... Pero en este momento nada de eso importaba, solo su enigmática mirada taladrando y minando la coherencia de mis pensamientos, el tartamudeo de mi corazón, cada vez más inestable...y este pequeño aunque innegable sentimiento que crecía lentamente en mi interior, prometiendo avasallarme con su avance como la fuerza de mil titanes...

Y mientras pensaba que nada podía ser mejor que tenerla a mi lado, me planteaba la posibilidad de tener que dejarla mas tarde, y, al día siguiente cuando nos viéramos interceptados en un pasillo las cosas seguirían igual que todos los días, como si esta noche jamás hubiera existido.
Mi imaginación era tortuosa y me hacía verme lejos de ella, un imposible; matendría mi prudente distancia, fingiendo que la odiaba y que en vez de quererla a mi lado solo deseaba que se mantuviera lo mas alejada que le fuera posible, que cada palabra que en el fondo ocultaba todo lo que sentía por ella no reflejara mas que odio y rencor.
Desvié un poco la mirada de sus ojos, porque cuando tuviera que separame de ella sería mas dificil dejarla.
Sentía sobre mi rostro su suave mano acariciar con un tacto delicado, la tomé y la llevé hasta mis labios para besarla en una muestra dimiuta de todo el afecto que sentía. La solté para dejarla ir mientras, incrédulo pensaba en lo que había provocado dentro de mí.
Me esforcé por sonreír y solo conseguí una mueca torcida con un atisbo de sonrisa.
-Deberas averiguarlo...-dije arrepintiéndome por completo
Por un momento creí que mientras me quitaba la máscara -como si las palabras no fueran suficiente evidencia- y le decía a gritos que era yo y que me estaba volviendo completamente loco.
-Los misterios guardan los secretos mas fantásticos e irreales; cuando son descubiertos, la emoción que palpita sobre tu cuerpo se desvanece y dejará de ser tan valioso como cuando permanecía resguardado.
Sosteniendo aún su mano la saqué de la pista una vez que la melodía terminó, la dirigí hacia la entrada y busqué la salida a los jardines. No habia tenido la oportunidad de admirarlos, había arbustos con rosas rojas por doquier, hadas danzando sobre ellos, el rocío decorando como finos diamantes las hojas de el verdoso paisaje, era hermoso, tan hermoso como Noire.
La llevé a un pequeño espacio abierto rodeado por aquellos arbustos de rosas rojas, y tendí mi capa sobre el suelo para sentarnos.
-Noire... -acaricié su mejilla sonrosada-hablame de tí... ¿que es lo que se esconde detrás de esta princesa?

No entendía demasiado bien lo que sucedía aquí, sólo alcancé a entender que al parecer el sueño iba a continuar... que bien... Solo dejé que tirara de mi y me arrastrara hasta el patio tal y como e quiso, sus profundas palabras habían dejado una huella indeleble en mi memoria, y ahora no las podía sacar de allí... Sentía que mi necesidad de saber quien era el crecía por momentos y eso no era nada bueno... suspiré...
Pero entonces el pregunto otra cosa y yo volví a prestar atención, sobre todo porque el roce de su mano en mi mejilla ya bastaba para que yo dejara de prestar atención a cualquier cosa que no fuera él... Sonreí casi estupidamente al principio, pero luego pude modelar un poco mi expresión como para que por lo menos no pareciera tan estupida...
-Jajajaja, ¿que se oculta tras a princesa?...- repetí su pregunta con amargura, la princesa, intocable, desechable... esa idea no me agradaba nada... era o que solían pensar todos de mi, un error espantoso...
-Pues en realidad tras la princesa hay un sapo, como el cuento del sapo que se convierte en príncipe, pero a la inversa... la gente tiende a sobrevalorar lo que ve- murmuré tristemente...
-¿Y yo tengo permiso para preguntar sobre ti?- pregunte luego cambiando de inmediato mi expresión por una picara, lo estaba pasando genial...

Algo detrás de las palabras afligía a mi querida Noi, no podía soportar saber que había algo en el mundo que le hiciera daño alguno, no quería imaginar que era aquel remordimiento que surcaba su alma para provocarle tan profunda tristeza.
Le sonreí jovialmente para infundirle ánimos, aunque no estaba seguro de lo que podía significar yo para ella, nada era lo mas lógico, mi sonrisa se desvaneció un poco al sentir aquel pensamiento mas cercano. Le acaricié la mejilla sintiendo su piel suave con mis dedos brindándole todo mi apoyo con un solo acto.
-No seas tan dura contigo misma-dije en voz baja para tranquilizar aquella conciencia-siempre hay motivos y razones; yo se lo que veo, nunca me esquivoco y detras de cualquier clase de maldad (si se le puede llamar así) hay una excelente persona, no te atrecas a contradecirme.
Me reí ligeramente y dejé llevar mi mirada hacia el cielo, observando con distracción el oscuro fimamento surcado de estrellas plateadas.
-¿Quieres saber de mí?-pregunté ofuscado controlando la calma.
Noire quería saber de mí, pero no sabía que había detrás de mi que no fuera Pablo, el Pablo osgulloso, sobervio y ácido que ella odiaba, pero yo sabía que el el fondo Pablo no era así, Pablo era yo, estaba confundido.
-No hay nada especial... solo un rostro, una persona simple, que no tiene mucha importancia por aquí, que va y viene de un lugar a otro y que pasa de todos los demás, que conoce pero que nadie lo conoce a él, frío como un témpano de hielo...
Sin darme cuenta mi mirada y mi sonrisa se volvieron melancólicas. ¿que había creado de mí?

Sólo las estrellas saben hasta que grado fue conmovida mi alma con aquellos simples gestos de aliento, podría ser verdad que todo esto fuera un sueño de una noche, que toda la ilusión se rompiera pronto... Pero la disfrutaría, quería estar con esta misteriosa persona como no había querido estar con nadie antes...
Y en el fondo me dolía su reticencia a mostrar su rostro, porque eso significaba que verdaderamente él esperaba que yo no lo reconociera fuera de aquí, no quería volver a verme o a cargar con lo que había creado esta noche, al parecer este sentimiento estaba muerto antes de nacer, así que no debía haber nacido nunca...
A pesar de todo lo que pasaba en esos momentos por mi torturada mente, guardé silencio, no lo contradije y escuché sus palabras... Manteniendo la ilusión como se diría...
Escuché cada una de sus palabras casi con exagerada atención... pero fue sólo cuando comenzó a hablar de él, que algo encajó completamente en mi interior al entender sus palabras...
Este sentimiento no había nacido muerto porque no había nacido esta noche, había nacido hace tiempo y no estaba muerto, pero si agonizante y todo por mi causa, porque yo había insistido en aplastarlo sin piedad una y otra vez...
A este sentimiento que tenia nombre y dueño... En realidad no era que yo me hubiera locamente enamorado a primera vista de un desconocido incógnito con la magia de la noche... Si no que la candencia de voz, la presencia, los ojos y hasta el simple toque de este incógnito me recordaban al verdadero dueño de mis sentimientos... Pablo... Mi hermoso, gruñón, orgulloso y arrogante Pablo... Sin darme cuenta le había entregado mi corazón sin reservas, dejándolo a su mano, porque en el fondo sabía que él lo cuidaría mejor que nadie, que a pesar de todo lo que se veía o aparentada, él era mucho más en su interior, lo sabía...

Y por un momento quise imaginar que este extraño de verdad era Pablo, que era él quien decía tan hermosas palabras de aliento y que era él quien me había proporcionado la noche más bella de mi vida...
Me giré hacía él y mi mirada se hundió profundamente en la suya; Intentando, quizás, descubrir aquello que yo quería saber, levanté lentamente mi mano y la apoyé con delicadeza en su mejilla a la vez que me acercaba un poco...
- Estoy segura que existe o existirá aquella persona que vea detrás de la mascara de tan frío, fascinante y maravilloso ser... Y hasta el más frío de los hielos es capaz de derretirse- murmuré con voz tenue, apenas pensando en lo que decía, tan metida en mi momento que ya no era conciente de lo que me rodeaba.

La comisura de mis labios se torcieron en una sonrisa insegura; añorando a la niña pelirroja, a la musa perfecta que tenía ante mí tomé la mano que sostenía mi mejilla y la envolví con las mías, sintiendo el calor de la suya tan delicada, con esos dedos finos que entrelazaba a los míos, acerqué mis labios y besé su mano espontáneamente, degustando el aroma de su perfume y el calor que su cuerpo irradiaba entre los gestos nerviosos y la suavidad de su voz me esaba volviendo silenciosamente loco como el canto de la sirena trastorna al marinero.
Noire, mi querida e imposible Noire.
Pensé por instantes en lo impsible e irreal que parecía esto, primero la odiaba y ahora no podía vivir sin ella, notaba que aburridos eran los momentos que no la tenía a mi lado y apenas llegaba la noche y me encontraba refugiado en mi habitación empezaba a extrañarla mirando esperanzado la puerta, esperando, inutilmente que irrumpiera la habitación con alguna de sus locas ocurrencias.
Pero todas esas fantasías eran irreales como los magos eran irreales ante un muggle, porque ¿que oportunidades tenía yo contra ella? y aunque había derretido mi corazón era un amor imposible, si se le podía llamar amor; era algo curioso, nunca antes me había atrevido a utilizar esa palabra como una denominación de sentimiento hacia alguien, me parecía intocable y poderosa, tal vez le temía, pero sin pensarlo la utilizaba para llamar así a lo que sentía por Noi.
Clavé mi mirada en la suya, sintiendo su intensidad como si de fuego se tratase.
-Sí, existe una persona... que está empezando a enloquecer-me reí y me acerqué mas a ella como si no fuese capaz de escuchar mis palabras ante la ya corta distancia que nos encontrábamos.
Podía verla de cerca, no había nada salvo un espacio vacío de por medio.
Ya nada me importó.
Me acerqué definitivamente y rocé sus labios con los míos, casi inmóvil y estupefacto por mi atrevimiento, pero después al santir en mi boca el sabor de sus labios quise mas de ella y la barrera se rompió por completo, busqué lo que esperaba encontrar; desenfrenadamente la besé con todo el sentimiento que pude dejar ahí. El odio de antaño se transformó en pasión y el pasado quedó atrás para dejar que el presente y el futuro jugaran su propia lucha.
Me separé de ella un poco para tomar aire y dejé mi frente contra la suya, asiendo su cuello con una mano para que no se alejara de mí: la necesitaba tanto como el oxígeno mismo.

No podría negar ante nadie, jamás lo atónita que me dejó aquel gesto de mi misteriosa pareja... pero tampoco podría negar jamás, ni aunque pasaran mil años y el mundo se consumiera en su desdicha, lo muchísimo que gustó...
No podría negar nunca que en el momento que sus labios rozaron los míos con aquella enternecedora y dulce vacilación, mi corazón a quien creía dormido, pareció querer salir de mi pecho trotando a agobiadora rapidez, no podría negar nunca la infinidad de sentimientos me inundo en ese eterno momento, avasallando casi cruelmente en mi interior, destruyendo sin piedad cualquier rastro de
coherencia, como si de un ejercito con intenciones asesinas se tratara...

Correspondí a su inesperado beso sin rastro de vacilación, como si la vida se me fuese en ello, mas enseguida vinieron a mí los insidiosos remordimientos. ¿Porqué remordimientos? Me pregunté por un breve momento, yo no tenía novio ni nada por el estilo y la noche era mágica, sin embargo la respuesta mi muda pregunta vino a mí sin que tuviera que pensar si quiera… El asunto era, que
acababa de admitirme a mi misma mis sentimientos por Pablo, lo desesperadamente que lo necesitaba y lo tonta que había sido al no darme cuenta hasta ahora… Y no obstante, ahora besaba a otro chico de quien nada sabía a quien podría estar dañando pues mis sentimientos nunca serían suyos, porque yo aun en estos momentos deseaba que fuera otro el que me besaba…
Aunque también era cierto que Pablo nunca me iba a querer de la manera que yo lo quería... ¿Como podría él, tan casi perfecto y especial como era, alguna vez enamorarse de la testaruda, idiota y falsa "princesita"? ¿Como podría alguna vez sentir si quiera un poco de lo que yo sentía por él? Nunca, eso nunca iba a pasar, y era mejor que yo aprovechara los escasos momentos que la vida me regalaba, mí sentenciada felicidad junto a este desconocido... Vacilando en cada movimiento levanté lentamente mis brazos para rodear con ellos el esbelto cuello de mi pareja, lo miré a los ojos aun
con la respiración agitada por el intenso momento que acabábamos de compartir...

La idea o mejor...el deseo de que fuera Pablo quien me besaba en estos momentos seguía metido en mi interior quitándome la ya escasa casi inexistente paz interior que me quedaba, pensé en alejarme y disculparme por seguir aquel comportamiento absurdo sin sentido ni rumbo... y sin embargo cualquier intención de alejarme se fue al garete, cuando mientras nadaba profundamente en los tormentosos mares azul cielo que eran los ojos de mi pareja, mi extraviada alma llegó a un punto cero en que ya nada me importó, no me importaba quien fuera, ni mis propios pensamientos, ni mi razón, ni siquiera mis sentimientos o los suyos... Sólo era consiente de la abrumadora necesidad que sentía en esos momentos... Como si de pronto mis deseos de volver a probar esos labios dulces, perfectos, se hubieran transmutado en fuego y hubieran quemado cualquier otra sensación que pudiera alguna vez podido albergar en mi interior... Mi manos se deslizaron lentamente por su cuello, rozando apenas con la yema de mis dedos su perfecta piel y yendo a parar sobre sus levemente arreboladas mejillas, deslice cariñosamente mi pulgar por el terciopelo del que parecían estar hechas estas y volví a reducir los crueles milímetros que nos separaban. Uniendo nuestros labios con una desesperada necesidad y pasión que me era totalmente desconocida, las sensaciones volvieron a rodearme cual tornado y yo simplemente me perdí en el insuperable sabor de aquellos imposibles labios, ya incapaz de separarme de ellos por voluntad propia…