Reunion de tiburones

me dirijia ala sala comun de la cabaña, la profesora adriana nos habia convocado al parecer a una junta,era algo inusual y mas a esta hora ,por lo general la profesora no hacia este tipo de cosas,mientras iva llegando ala sala buscaba con la mirada a luci, tenia dias que no la miraba desde el baile, aunque no lo quisera aceptar ,es me estaba agobiando.

Llegue ala sala comun, entre calmadamente - buenas noches - dije con cortecia tras hacerle una reberencia con la cabeza, ala profesora que estaba posada en un sofa,me recargue en la parede para esperar cualquier orden..

A quien chingados se le ocurria hacer una reunion a esta hora?? solamente a Adrianna... me desperte de mal humor cuando la maestra toco la puerta, asi como estaba en camison de seda rosa baje las escaleras, ni humor tenia para ponerme bata, me agarre el pelo en un chongo alto, vaya nido de pajaros que tenia.

En cuanto llegue a la sala me quede quieta, solamente Roman y Tony estaban ahi, aparte de la Miss, con ninguno de los dos tenia muy buena relacion pero no me quedaba de otra, camine sin mirarlos y me sente en un sofa grande, el unico que quedaba, rogaba que Roman no se sentara junto a mi.

-Buenos... dias, profesora- ni idea tenia de como se saludara en la madrugada.

Estaba sumido en mis sueños cuando escuché que alguien llamaba a la puerta de mi habitación, perezosamente miré el reloj que se encontraba en la mesilla de noche, maldije al idiota que tocaba, era demasiado temprano como para levantarme ahora y si no estuviera tan adormilado lo mataba ahora mismo. Me levanté refunfuñando y abrí, no había nadie salvo un revuelo por los pasillos de los dormitorios, entre los murmullos de mis “queridos” compañeros podía escuchar que había una reunión de tribu en la sala, no me apetecía ir, una gran pérdida de tiempo, pero aún así me vi obligado a bajar, tenía que actuar como “buen chico” para guardar las apariencias, a veces me gustaría echar botarlo todo porque estaba harto de no ser como realmente era yo, pero le debía lealtad a mi maestro.
Finalmente bajé las escaleras y ahí logré encontrar ya a algunos alumnos, dibujé una expresión de desconcierto en mi rostro y me dirigí al coro de alumnos de Trytian y una hermosa mujer a quien no reconocí pero afirmaba que era la profesora Adrianna, su hermosura no compensaba el fastidio que su nuevo juego me provocaba, pero le dediqué una amplia sonrisa.
-Buenos días-Saludé cortésmente y luego agregué al tono educado un poco de desconcierto - ¿Ha pasado algo malo?
Me senté sobre un sofá y esperé que alguien respondiera la pregunta que acaba de formular, la cual supuse que Adrianna sería la indicada, puesto que la misma curiosidad reflejaban los otros rostros sombríos por el claro nocturno de la mañana.